
Esta emisora de televisión, tan alejada de la moderación y de los buenos modales, experta en una crispación inútil y que debería limitar su trabajo al programa “Punto y pelota”, financiada por no se sabe quién aunque no lo suficiente pues se ha vuelto algo pedigüeña, no cesa de crearse enemigos que a veces se le suben a las barbas dejándola en evidencia, desde el Gran Wyoming desde su odiada Sexta hasta otros, como Bono o Sopena, que se valen de distintas plataformas para airearles sus vergüenzas.
Bono en el programa La Noria calificó de “malhechores y destiladores de odio” a los “cavernícolas” de Intereconomía. Estaba la tercera autoridad del país exultante porque el Tribunal Supremo ha
archivado todas y cada una de las nueve querellas por cohecho que
Intereconomía había interpuesto contra su persona a pesar de no tener ningún tipo de pruebas incriminatorias:
“Se
lo tienen merecido. El Tribunal Supremo ha ido archivando las nueve
querellas una detrás de otra. A mí lo que me ha dolido ha sido ver llorar a mis hijos. Incluso a quien ha sido mi mujer, la han insultado, han mentido sobre ella; a mí me han acusado de ser masón como si siguiéramos en la época de Franco. Estos cavernícolas siguen creyendo que acusar a alguien de masón es un insulto
“Le hablo – a Jordi González- con el corazón en la mano. A mi ex mujer también le han hecho sufrir y padecer, le han sacado la herencia de sus padres y lo que gana en sus tiendas, que son suyas, y la han presentado de una manera abyecta porque era lo que les interesaba. A mis hijos les han perseguido. Hasta buscaron a una pobre señora con alzheimer para
que hiciera unas declaraciones que les pudiera perjudicar. Mire, mi
hija pequeña, de diez añitos, me dijo “Papá, ¿tú sufres mucho?” y le
dije que no pero que por qué me lo preguntaba, y me dijo que por lo que
decían en la tele. ¡Con diez añitos la niña haciendo zapping y viendo Intereconomía!”.
Dedica una atención especial al calvo –Carlos Dávila-:
“cobraba la friolera cantidad de “cuatro millones de pesetas al mes de
las arcas públicas cuando gobernaba José María Aznar. Percibía este
suculento sueldo por presentar un programa de entrevistas que emitía con
bajísimos índices de audiencia La 2 de Televisión Española”
Enric Sopena, ese personaje controvertido se defiende también del“periodismo pestilente” de Intereconomía, de gatos y aguas… fecales porque “proclamar que yo soy, “sencillamente, un sicario” rebasa todos los límites razonables.