Antonio del Castillo piensa que el cuerpo de su hija ha podido ser incinerado

Absolutamente toda la
prensay radio del país consideran una noticia de primer nivel todo lo querodea a la desaparición de Marta del Castillo, que no desmerece entratamiento a otras como pueden ser la campaña de Benedicto XVI encontra del uso de los preservativos-no tiene en cuenta el parecer delos científicos y afirma que no son la solución al problema del SIDA,que como se sabe hace estragos en el Continente Negro-, o de la Iglesiaespañola en su burda y demagógica campaña antiabortista en que colocaal mismo nivel un lince y un niño, o de la campaña contra el juezGarzón y su afición por los viajes y conferencias, amortizada ya lacacería de Jaén o de los negros vaticinios del premio Nobel de
Economía de 2008 para España.
Se abre paso la teoría de que agentes externos, y uno de ellos puedeser la defensa, están dirigiendo la operación encaminada a distraer lajusticia y desviar la culpabilidad principal del crimen hacia el menor,con lo que la condena se reduciría al mínimo al igual que la que lescorrespondería a los demás, sobre todo si no aparece el cadáver.
En esto último abunda hoy el padre de Marta que baraja la posibilidadde que el cuerpo de su hija pudiera haber sido incinerado desde que seenteró, por terceras personas, de que
el padre de la novia de Miguel,el presunto asesino, «había trabajado en un crematorio de residuosbiológicos», además de insistir en que los supuestos asesinos «se estáncachondeando de la Justicia, de la familia y de todo el mundo», con suscambios de versiones sobre lo ocurrido y el lugar donde dejaron elcadáver.
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