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“El Gobierno ha dado luz verde, entre las 22 reformas que ha anunciado en el Consejo de Ministros y que remitirá al Consejo de Ministros de la Unión Europea y a la Comisión Europea, una Ley de Desindexación de la Economía que afectará a los contratos públicos, pero no a las pensiones.
“Hay que diferenciar dos planos. Con la aplicación del factor de sostenibilidad, el marco de las pensiones será muy específico a partir de su aprobación”, ha dicho la vicepresidenta del Gobierno, que, con estas palabras, ha dado a entender que desvincular la actualización de las pensiones del IPC es un tema que se vería en el debate sobre el llamado factor de sostenibilidad.
La norma, que entraría en vigor en 2014, introducirá un nuevo índice de referencia que sustituya al IPC en las actualizaciones periódicas, entre otras, de ingresos y gastos, precios, tarifas, tasas y rentas de las Administraciones Públicas. El nuevo índice será más exigente que el IPC y en su formulación tendrá en cuenta el nivel inflación del 2% considerado por el Banco Central Europeo como estabilidad de precios”
Estamos avisados, una subida “alocada” de las pensiones perjudicaría a los pensionistas, sus fatigados corazones no resistirían el impacto inesperado de la buena nueva, o quizás no sabrían qué hacer con ese dinero sorpresivamente llegado a sus cuentas y lo dilapidarían, o suscribirían acciones preferentes, o se embrutecerían con fármacos carísimos y se darían a la bebida o a la ludopatía y no saldrían del bingo. Pero ahí está el ministro Montoro para salvarles de ellos mismos, nada de alocadas subidas, las pensiones serán sometidas a una desindexación, barbarismo que suena a delicada y urgente operación quirúrgica que, al parecer, requiere extirpar de raíz la vinculación entre las pensiones y el IPC, está claro que los pensionistas perderán poder adquisitivo: cada pensión sometida a desindexación experimenta una pérdida equivalente al incremento anual del IPC, dice el teorema de Montoro, un experto en contabilidad creativa y cosmética financiera y un mago del lenguaje que siempre nos ilustra con nuevos términos que enuncia como conjuros o mantras para descifrar lo indescifrable: las pensiones están indexadas, ¿quién las desindexará?, el desindexador que las desindexe buen desindexador será.
Últimamente los consejos de ministros llevan incorporado un comentario de texto, cada declaración de Montoro, cada balbuceo dela Cospedal, debe ser interpretado a posteriori en rueda de prensa para que los periodistas ignorantes puedan explicar a sus todavía más ignaros lectores qué han querido decir los sabios gobernantes del país. Pero hay un truco sencillo para interpretar a grosso modo, pero sin equivocarse mucho, lo que dicen los ministros. Si Montoro dice que hay que desindexar, posponderar, flexibilizar, redimensionar, desrelativizar, desimplementar, descontextualizar o redescojonar algo, el receptor avisado sabe que algo nos van a quitar y que no tienen muy claro cómo disimular el sabor amargo de la píldora que resucitará nuestra difunta economía. No en tres días, ni en tres años, a lo mejor no llegamos a verlo, pero nuestros nietos algún día se beneficiarán de nuestro sacrificio y cantarán las glorias de Montoro y de aquel gobierno del PP (espero que a nuestros nietos se les explique lo que era el PP y también espero que a ninguno se le ocurra resucitarlo o descongelarlo).
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