
Estos excesos no están referidos al devenir lógico de los encierros en que los corredores pueden llegar a ser corneados y a veces muertos por los toros sino a lo que a veces se cuece alrededor de los mismos, en este caso a la enloquecida agresión de la masa a una mujer ocurrida en el chupinazo de los Sanfermines de este año, en la plaza del Ayuntamiento, acto que ha sido amenizado además por el acto ilegal de desplegar una gigantesca ikurriña.
Jesús Moreno, en Asco en el Tahrir pamplonica escribe contra los desmanes de una parte enloquecida de la plebe:
“Es cierto que desnudarse en una plaza infestada de orangutanes borrachos no parece lo más inteligente del mundo; pero la candidez (o la estupidez) no es un delito. Sí lo es, sin embargo, la agresión o el acoso sexual.
Esta fotografía pertenece al chupinazo de Sanfermines de este año. No sé realmente qué veo, si la chica se desnudó libremente (bien) o la desnudan. Lo que sí veo son unos dedos de naturaleza absolutamente amputable bajándole el pantalón por detrás, y una marea de orcos, con aspecto de gente de reposadas lecturas, supurando babas y gruñidos a su alrededor. Luego se ven pares de manos que se dirigen hacia ella con algún tipo de licencia de barra libre carnal que no alcanzo a comprender. No sé el caso de esta foto en concreto, pero hay muchas parecidas circulando alegremente esta semana. En algunas se ven a chicas intentando bajarse las camisetas y apartarse las hordas de manos zombis que las acosan. Otras sonríen (si es con sinceridad y asentimiento, bien de nuevo). Lo que parece improbable es que todas esas jóvenes hayan dado su permiso para ser manoseadas por una turba de salidos.
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