
En Argentina, durante la peor crisis económica de su historia- hará unos 12 años- el presidente, Fernando De la Rúa, ante la deuda externa que ahogaba al país y los escándalos de corrupción, prohibió la libre circulación del crédito bancario y limitó a 250 pesos semanales las extracciones bancarias. Fue el periodista Antonio Laje quien adoptó el término “corralito” –en Argentina se denomina así al recinto de suelo acolchado y rodeado por barrotes donde se encierra a los niños pequeños – para referirse a los bancos: prisiones de las que el dinero no debía escaparse. La siguiente medida fue confiscar y devaluar los depósitos a plazos fijos. A día de hoy mucha gente continúa sin recibir el dinero perdido.
Como la confianza en la zona euro no se restablece – ver los ejemplos de España e Italia- altos cargos de losministerios de Finanzas llevan seis semanas elaborando planes de emergencia por si las elecciones del próximo domingo en Grecia precipitan el riesgo de salida del país de la unión monetaria. Ente estos planes está imponer límites a la retirada de dinero en los cajeros automáticos y controles de capitales y fronterizos (suspensión del Tratado de Schengen)
Eso ya nos recuerda a los “corralitos” y si no ahí tienen para hacerlo al inefable economista Paul Krugman insinuando la posibilidad de que se produzca un «corralito» en España e Italia derivado de una posible salida de Grecia del Euro.
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