
Si en el post Reflexiones de Carlos Carnicero (y mías) ante la visita papal exponíamos las de Carlos Carnicero y las propias acerca de la injusticia de esas acusaciones del Papa, antes de aterrizar en Santiago, sobre el estado del fenómeno religioso en España, y de “cómo era posible afirmar que en España hay un ambiente hostil, anticlerical,
similar al que había en la España de los años 30, cuando la quema de
iglesias y conventos, cuando entre 7 y 8000 sacerdotes, obispos y
religiosos fueron pasados por las armas. Más que echarle la culpa al
gobierno de ZP de que las iglesias estén medio vacías deberían, sobre
todo los jerarcas de la iglesia que tan aviesamente le
han deformado al Papa la realidad, reflexionar sobre el por qué de esta
situación. Y que conste que no vamos a entrar en otras
consideraciones, que a otros les ha faltado tiempo para recordar el
papel de la Iglesia de aquellos convulsos años en la Rebelión militar
que dio lugar a la Guerra civil y el posterior apoyo a los vencedores
de tan incivil contienda”, hoy leemos el que dedica a esta cuestión en
El País, Juan G. Bedoya, titulado No es verdad, que reproducimos en su integridad:
“Solo desde una ignorancia irresponsable puede afirmarse que en España se practica hoy un “laicismo agresivo”, o que existe una clerofobia
tan radical como la que se desató en la Segunda República, entre 1931 y
1936, y en los primeros meses de la guerra incivil provocada por un golpe militar apoyado por la jerarquía católica. ¿Quién informa al Papa? Lo dicho ayer por Benedicto XVI antes de poner pie en tierra española es una impertinencia impropia de un hombre sabio. También
es diplomacia hostil frente a un Estado que sigue tratando a cuerpo de
rey a la Iglesia romana en España, pese a proclamarse aconfesional y
laico en la Constitución de 1978.Se supone, por tanto, que Benedicto XVI cree que, efectivamente, los actuales gobernantes son unos comecuras, como suele decir la extrema derecha, y que España vive sumida en el clericalismo desordenado
que en el pasado asesinó a clérigos y quemó Iglesias (enfrente, otros
españoles, igualmente criminales, ejercían la misma violencia en nombre
de una belicosa Iglesia que se decía perseguida).La realidad es hoy tan clamorosamente distinta que hasta el Papa debe saberlo.
Tag: religion
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