Y no es que lo justifiquen, ya se guardan muy mucho de hacerlo, sin embargo diluyen su responsabilidad, desvían su culpabilidad-el caso de Juan Carlos Escudier- hacia las tertulias por pedir a sus invitados que griten más alto o que eleven el tono trasgresor para subir las audiencias, algo en lo que fue maestro Javier Sardá que después de aquellos programas basura no ha vuelto a levantar cabeza televisiva, o bien en el de Pérez Henares que la toma con los que se han escandalizado:
“critican a Sostres pero aplauden el aborto a los 16 sin consentimiento, y ¿no son ellos los que defienden el suministro sin receta medica de la píldora poscoital a los 12 años?”, refiriéndose a la “cruzada presuntamente progresista,
de autentico ejército de salvación que pretende conducir a la hoguera a
todo aquel que no humille ante sus valores, que no es eso, sino ante
sus anatemas, sus envoltorios publicitarios, a esta Santa Inquisición progre que de inmediato se ha levantado escandaliza, rasgándose las vestiduras, dando alaridos morales y éticos”
En el caso de Escudier y antes de decir que «el problema no es Sostres, sino el propio concepto de las tertulias que han dejado de ser debates sobre temas de actualidad para transformarse en espectáculos tabernarios» nos recuerda algo de su biografía y de sus últimas palabras:
«(…) El niño de una familia bien que ha hecho su fortuna en el negocio de la restauración y el catering. El citado se inició en las ‘Crónicas Marcianas’ de Sardá, que siempre fue un hacha descubriendo frikis, y cada cierto tiempo ha ido ganando en notoriedad, ya fuera por decir que el español es una lengua de analfabetos o por llamar borracho a Maragall».
«No
me gustan las señoras espantosas que llevan la ropa interior sin
combinar. Además, son muy mayores. A mí me gustan las chicas jóvenes de
17, 18 años, 19, que es ahí donde está la tensión de la carne de ese
punto mágico».
Entre uno y otro mete baza José María Izquierdo desde su blog «El ojo izquierdo»
«Isabel San Sebastián, la insidiosa, y Alfonso Ussía, el señorito faltón, celebran con grandes risotadas las groserías de un descerebrado [Salvador Sostres]».«¿Por qué están ahí, en TeleEspe, estos tres tenores, a los que se suma el forofo del menoreo, el ínclito Fernando Sánchez Dragó, y nuestro fiero Hermann Tertsch?
Pues como hoy mismo digo en El País, se les ha contratado como premio
por decir las cosas que dicen, y que ustedes tan bien conocen, y para que sigan diciendo esas mismas cosas en esa tele pública que sufragamos entre todos».
Tag: periodismo
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