Esta expresión se utiliza para referirse a la cobardía consistente en aparentar un gran mérito por atacar a quien ya está vencido. En este caso nos referimos al recién derrotado Zapatero que ha recibido ataques desde que derrotó a Aznar(este lo denominaba con el ingenioso nombre de Zapatitos) y aun los sigue cosechando cada noche desde los medios ultra archiconocidos y desde otros, como ABC, que ha accedido directamente al nirvana desde los resultados del 20-N, en el que Ignacio Camacho escribe sobre “la reyerta navajera de mutuos reproches de colaboracionismo con Zapatero, como si durante los últimos ocho años hubiese habido en el Gobierno o en la dirigencia del partido alguien al margen de la lealtad búlgara al líder”
“Lo que cabreó a la gente fue el cambio brusco, la falta de coherencia y que el líder no tuviese huevos de reconocer que había fracasado y de dar un paso lateral antes de aceptar una enmienda a la totalidad de sí mismo”.
Extraña más el que alguien tan ligado al socialismo como Miguel Ángel Aguilar le dedique al “moro muerto” Zapatero semejantes lanzadas:
“No es este el momento oportuno para extendernos sobre sus errores, su falta de consistencia, su actitud caprichosa a la hora de formar equipos, sus extravagancias, sus provocaciones gratuitas, sus renunciasen el ámbito fiscal y de la aconfesionalidad, su complacencia ilimitada por determinada opción mediática de cuyo nombre no quiero acordarme [ahí duele, ahí duele…], su empeño por inducir en el PP los comportamientos más extremados para que el grito subsiguiente anunciando la venida del lobo inclinara el voto de la racionalidad resignada hacia el puño y la rosa con espinas”.
No está muerto políticamente pero casi Paco Camps –recuerden que en uno de los mítines dijo Rajoy que iba a estar “delante de Paco al lado, delante y detrás”- según se van sabiendo cosas en el juicio en el que hoy el sastre José Tomásle está aplicando una lidia inmisericorde –haciendo honor a su homónimo el valeroso torero- que lo está `poniendo al borde de la crisis nerviosa. Lo del “te quiero un huevo” se queda en mantillas al lado de la referida hasta la saciedad que le dijo Camps al sastre: “Por favor sácame de esta y no te faltará de nada” Lo dicho: un auténtico estoconazo.
Tag: política
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