El 23 de febrero de 1981 en España, también conocido como 23-F, fue un intento fallido de golpe de Estadoperpetrado fundamentalmente por algunos mandos militares, cuyo episodio más conocido fue el asalto al Congreso de los Diputados por un numeroso grupo de guardias civiles a cuyo mando se encontraba el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, durante la sesión de votación para la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, de la UCD.
En la actualidad parece que las circunstancias no están del todo esclarecidas, por lo menos para el semanario alemán‘Der Spiegel’ que afirma que el Rey Juan Carlos mostró “comprensión, cuando no simpatía” con los cabecillas del golpe de Estado del 23-F, basándose en las palabras del embajador alemán, que por entonces estaba al servicio de su país en Madrid, Lothar Lahn, y que quedaron reflejadas en un despacho enviado a su Ministerio de Exteriores el 26 de marzo de aquel año. Ahora ese despacho ha sido desclasificado por las autoridades alemanas. Ni para los separatistas catalanes de ERC que afirman que “no puede ser que los ciudadanos se enteren del papel del Rey en aquel episodio a través de los archivos alemanes y no de los españoles ni que la “carpeta del 23-F se cierre en falso” y se impida a los españoles conocer la verdad”.
Hoy 23-F también los “indignados” del 15-M quieren aprovechar la notoriedad de esta fecha convocando una manifestación porque “si en aquel 1981 se intentó un golpe de Estado que por fortuna no cuajó, en los últimos tiempos la política nos ha llevado a un golpe de Estado financiero que sí ha cuajado sobradamente, incluso antes de la llegada del PP al poder”
Tags: historia, política, sociedad
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