No íbamos a reseñar más el sórdido asunto de la pederastia
en el ámbito eclesiástico cuando hemos sido tentados por las
intervenciones de estos dos primeros espadas de la provocación y de
distinto signo. El sagaz lector ya habrá adivinado que nos referimos a
la chica del Raval y al iluminado Pío Moa.
Por lo menos siempre ha presumido de ello: sólo va a conseguir serechado por la diplomacia vaticana, representada en este caso por monseñor Tarcisio Bertone, que seguramente, después de su visita aEspaña, ya llevaría en cartera el propósito de quitarse de encima alconsiderado por algunos-Luis del Olmo- como el pequeño talibán de lasondas, odiado por muchos y apreciado por bastantes... Continuar leyendo