Violeta Santander, La Noria y el share

De nuevo en el fin de semana pagamos el tributo a lo que con tanto fervor se entrega el pueblo,a hacer la reseña de a algún programa del corazón, lo cual no está nadamal si lo hacemos para descansar de tanta cumbre del G-20, de tanta foto en la casa Blanca , de tanta silla prestada , de tanta “zarkozylla”, y de tanto despido masivo por parte de empresasque se han forrado, que tienen grandes beneficios y que no son capacesde vivir con unos dividendos menores, el último es una cementera deTorredonjimeno, que a las menores de cambio quiere cerrar, seguramentepara deslocalizarse a aunque tenga que dejar en la calle a centenaresde personas, dejando asolada una comarca.
Pero el protagonismo televisivo se lo lleva La Noria, de Tele 5, conVioleta Santander de nuevo, y con el marido nigeriano de RaquelMosquera, que también ha acudido a hablar de la enfermedad de su mujer que yace víctima de cruel enfermedad, que la ha somatizado con un intento de suicidio.
Pero nos ceñiremos exclusivamente y para no incurrir ni por asomo enracismo, dada la nacionalidad y color de la piel de Tony Anipke, al yaviejo tema de Violeta sobre el que insiste la Noria y su cuadro decolaboradores y de redactores. El leit motiv en esta ocasión ha sido lapublicación de un vídeo en que lo único que se demuestra es la agresiónque sufrió el profesor Jesús Neira, la inhibición de los empleados del hotel y que losúnicos que asistieron al agredido fueron la propia Violeta y el hijo dela víctima, además de la bronca que tuvo Antonio Puerta , el agresor,con su novia Violeta, una situación de cierta violencia en que élpretendía arrebatarle el teléfono móvil, lo que no consiguió gracias a la resistencia de ella: una broncadesagradable e incómoda de contemplar, que llenó de preocupación a losempleados del hotel y al propio Neira que se vio obligado a intervenircon los resultados desastrosos conocidos.
Lo que ocurrió anoche fue una reedición de las noches anteriores:una agresividad inusitada por parte de los colaboradores de La Noria,incluido el parcialísimo Jordi, y del público asistente manipulado porlos medios aunque ella diera sus razones por enésima vez: siente loocurrido y que fue la única que lo asistió cuando estaba en el suelo, apesar de desearle al agredido recuperación, aunque en la despedidalanzara un beso al novio, que está en prisión, indebida , según ella,por una agresión: fue despedida por el publico con tal broca que hastael propio presentador se alarmó de la virulencia, llamándolos al orden,aunque él también hubiera puesto un granito de arena para tal actitud.
Buen dinerole tiene que esta pagando tele 5 a esta dama, cuando, además deexplicar su verdad , tiene que aguantar tanto al público como la sañade los colaboradores, incluida la de la pía vaticana Paloma GómezBorrero, que, dejando al lado sus papales modales, atacaba desencajadaa Violeta que, aunque ella lo niegue en el caso de Antonio Puerta, unconsumidor habitual de drogas, no deja de ser una mujermaltratada por una anterior relación; del colérico Adriansen que mostróuna misoginia exacerbada, el deslenguado Giménez Arnau, otroraemparentado con la familia Franco, que como de costumbre y con suinoportuno humorse fue por los cerros de Úbeda, centrándose en la indumentaria de Violeta y de su supuesta agresividad, tiene que soportar al presentadory a la que lee los dossier, ella que es la que les hace el programacon notable éxito de audiencia- un punto de share supone a la cadena25 millones de euros-. Sí nos agradaron el comedimiento de Urdaci y deIrma Soriano, que parecieron más inteligentes que el resto. El periodistapolicíaco tuvo un duelo con Violeta que quedó en tablas, y es que lalógica de los hechos es aplastante por muy erudito que se sea.
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