

Ya nos daríamos con un canto en los dientes porque la ministra deDefensa, que tanto está sufriendo estos días-ella y todo el país- acausa de las últimas bajas, leyera este post con una visión delproblema que está camuflado de lucha contra el mal exclusivamente y nopresentada la intervención militar, además, como maniobra económica-nihil novum sub sole: todas las guerras, hasta las de religión tienendetrás un fuerte componente económico, y ésta no lo iba a ser menos-,que nos ha enviado un lector que parece bastante concienciado con elconflicto, que esperemos no se extienda ni se agrave más, ni que sepida al pueblo español más esfuerzos, nos presenta su personal visión del asunto.
Una opinión que parece bien fundamentada y a la que nosotrosañadimos que esta celeridad para atajar el problema no se observa enotros lugares del mundo en donde están siendo masacradas etnias enteraspero que tiene la desgracia de vivir en territorios pobres en energía.Los españoles, representados por sus diputados, deben conocer todosestos matices y nunca engañados. Después que decidan por mayoría quéhay que hacer en vez de que nos lo digan desde tan lejos.
Hacemos una síntesis de estas consideraciones:
“… ¿Qué es lo más lógico que puede pretender Rusia? Que Afganistán siga con el clima actual de inestabilidad.
Hoy se sabe que las repúblicas exsoviéticas de Uzbekistán,Turkmenistán y Kazajstán tienen unas ingentes reservas gasísticas ypetrolíferas.
Estados Unidos, y por ende, el mundo occidental, han fijado su vista enesos enormes depósitos además de una noble preocupación por su 11-S,por los Derechos Humanos de los afganos sojuzgados por los talibanes,por los Budas de Bumiyán, por encontrar a Bin Laden… Todo lo cual haceun totum revolutum en que sus elementos son difícilmente deslindables.
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