Estando velando armas para nada, como un quijote cibernético, en vísperas del sorteo por excelencia, el del gordo de Navidad, sobre todo cuando un profesor de Matemáticas cordobés nos ha dicho que el 30 % del dinero jugado es para Hacienda, o sea para todos-por ahí si ganamos algo para que puedan seguir pagándonos la nómina y las pensiones-, que tenemos un 85 % de posibilidades de perderlo todo, un 10 % de recuperar el dinero vía reintegro y sólo un 5 % de posibilidades de ganar algo más de lo jugado. Y otro jarro de agua fría para los que llevan 30 años suscritos a un número: si hubiera tocado el año pasado, que no tocó, tendrían que pasar otros 7.000 millones de años para que repitiera ese mismo número que además no tocó. No obstante, esperaremos a las doce del mediodía: más difícil es que nos caiga un meteorito y también llegan a caer. Y lo que si nos ha caído encima es un escrito tabernario de Burgos en estado puro.
Serían las del alba, siguiendo un poco el rumbo cervantino con que se ha comenzado el post, pasa por delante de nosotros un artículo de los que escribe Antonio Burgos en ABC en el que se conduce como todo un experto en el arte de la micción, todo para disparar con el humor que lo caracteriza contra el gasto de 45.000 euros en urinarios digitales para La Moncloa y sobre todo, contra Rajoy, al que acusa de no asistir al debate sobre los Presupuestos Generales del Estado por haber tenido un almuerzo.
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