


Dos de los exponentes más significativos de la grandeurde nuestros vecinos, el Tour y Roland Garros, pertenecen en los últimosaños casi exclusivamente a deportistas españoles, de los quemencionaremos, para no hacer la lista interminable, sólo a dos:Indurain y Nadal. Y eso que era algo muy difícil de soportar para elchauvinismo francés, máxime viniendo de un país al que siempre hancontemplado, sobre todo en los últimos siglos, con un gran complejo desuperioridad, ya que para ellos África comenzaba en los Pirineos, loque no deja de ser una frase que expresa el deseo de algunos a los queles hubiera gustado que el estrecho de Gibraltar hubiera estado situadoen los Pirineos y que se atribuye a Alejandro Dumas padre, algodesmentido por su hijo-disculpen la nota culta que nunca viene mal-:
“La famosa frase que se atribuye a mi padre y en la que varía a suantojo la geografía colocando el estrecho de Gibraltar en la vertientede los Pirineos, es apócrifa. No la hallará usted en ningún escritosuyo. Tanto mi padre como yo fuimos apasionados admiradores de España,a pesar de haber sido apedreados por el vecindario entero de un pueblode la provincia de Granada de cuyo nombre no quiero acordarme”.». Asíque se la vamos a adjudicar o a un arzobispo de Malinas -Dufour dePradt- y al historiador y político Louis Adolphe Thiers, que, algunos años después, llegó a ser presidente de la Tercera República Francesa.
Pero ciñéndonos al tema diremos que si difícilmente digirieron elque Induráin estuviese largos años ganando el Tour, al igual que Nadalhiciese lo mismo con el Roland Garros del que tenemos que decir que,ante el temor de que alcanzase este año el quinto título, la aficiónfrancesa perdió toda la dignidad deportivaque pudiese tener ofreciendo uno de los espectáculos más bochornososjamás contemplados en una competición deportiva decantándose claramentepor el rival de Nadal, premiando con atronadores aplausos sus fallos,incluso más que los aciertos del rival, aprovechándose, además, de quejugaba lesionado. Nadal diría después que creía no merecerse este tratode parte de la afición francesa en un torneo en el que lo había dadotodo.
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