Para la confección del post, de cuyo contenidodábamos ayer un anticipo, en el que hablábamos de las declaraciones delarzobispo de Sevilla Juan José Asenjo en que lamentaba que la sentenciadel Tribunal de Estrasburgo va “a influir en las legislaciones de lospaíses europeos, además de ir contra la libertad religiosa.”, “pordefender los derechos de unos pocos se niega el derecho de los padresque desean que permanezcan los crucifijos en las escuelas”,hemos empleado unos términos que aparecen en el artículo de JavierPradera, “Calabazas contra crucifijos” y que por su interés y ausenciade dogmatismo voy a reproducir íntegro.
En el mismo aparece el término “calabazas” referidas a las Halloweenque según el cardenal Bertone el citado tribunal quier cambiar por laseñas de identidad cristiana, o el de “trileros” como el propio Praderadenomina a los críticos de la sentencia, “sean vaticanos, italianos oespañoles, que han resuelto dar un cambiazo al objeto del debate a finde sembrar la confusión para pescar en río revuelto; en lugar deatenerse al ámbito estrictamente jurídico-constitucional de laresolución (el derecho de los padres de los alumnos a exigir que la educaciónde sus hijos se ajuste a sus convicciones), el debate es desplazadocaprichosa e inapropiadamente al terreno de las raíces históricas de lacultura europea”.
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