Celia Villalobos se desmadra en el Congreso de los Diputados


El calor que puso ayer en la defensa de su jefe, al alcalde deMálaga, Francisco de la Torre, que para nosotros se merece una opiniónfavorable, es uno más de los incidentes provocados por esta fogosadiputada del PP, ex ministra de Sanidad, donde pasó a la historiapor su forma de hacer el cocido en la época de las vacas locas, ahoratertuliana en diversos medios, y que suele basar sus argumentacionesen el insulto, en gritar más que su compañero de mesa. Y si señalamosesto no es porque tengamos nada personal contra ella, pero si contra lamala educación,con el descomponerse ante alguien que no piense como nosotros, contraperder los estribos y los papeles para defender al jefe de turno,contra los flagrantes peloteos, contra la falta de clase en quien tieneque ser un espejo para el pueblo del que son representantes, contra la práctica del merdelloneo en el Templo donde reside la soberanía del pueblo.
Pensamos que una señora ex ministra-las cosas de Aznar, la cuotaandaluza, el ojo clínico-, ex alcaldesa de una noble ciudad, expregonera de su Semana Santa, no debería incurrir con tanta frecuenciaen los comportamientos descritos: el pueblo, incluso los que la hanvotado, sufre con los mismos. Para excesos e incontinencias verbales yatenemos bastante con La Noria.
En síntesis, lo que pidió ayer doña Celia, a gritos, fue unarectificación al diputado del PSOE Miguel Heredia que acusaba alalcalde de de colocar una valla en el Paseo Marítimo de Poniente de laciudad para “hacer oposición al Gobierno” y que supuso un gasto para elAyuntamiento de 5.000 euros. “Si el alcalde usa de manera indebida5.000 euros del Ayuntamiento para hacer oposición al Gobierno deEspaña, no le quepa la menor duda (dirigiéndose a la ministra) queusará el último euro si le conviene”.
Además, Heredia ha criticó al Alcalde por tratar de “ocultar sudesidia y su incompetencia tras una valla que es su vivo retrato.
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