
Antiguamente en Salamanca para cruzar el Tormes se utilizaba el puente romano previo pago de un caro pontazgo –para que nos quejemos del peaje de las autopistas-. Los estudiantes cuya condición secular es la de estar tiesos o cuasi insolventes tenían que recurrir a un humilde barquero para que los pasara mediante un pequeño óbolo pero en una ocasión llegó uno muy listo o con la epidermis facial más dura de lo normal que le pidió al barquero que ... Continuar leyendo