
El primero, y para no hacer más sangre de la debida, lo despachamos en pocos renglones. Dejémosle en paz ante su ascensión implacable e imparable a su Gólgota particular, en que seguramente, como católico fervientísimo que es, encontrará similitudes personales con Jesús Nazareno –el que sudó sangre en el huerto de Getsemaní- por la persecución a que se ha visto sometido.... Continuar leyendo