En concreto la estatua franquista de la Victoria, situada en una de las partes más nobles de la Ciudad Condal, a saber, en la intersección entre el paseo de Gràcia y la avenida Diagonal.
Este gozoso hecho ha hecho llorar de emoción a unas doscientas personas, en su mayoría personas mayores, Región urbana de Barcelona, cuenta con 5.012.961, e incluso un grupo de ellos ha asegurado sentir escalofríos al comprobar que retiraban definitivamente esa gran escultura , la última con simbología franquista que quedaba en Barcelona. Se escucharon además frases tan definitivas como “ya era hora” además de sonoros aplausos y consignas republicanas.
Un hecho tan esperado por la ciudadanía, que vive en una ciudad azotada por el paro y con unas deudas considerables en las arcas de su ayuntamiento, no ha hecho que la Guardia Urbana
llegue a cortar el tráfico que rodea a la escultura pero sí ha
controlado el paso para facilitar el trabajo ya que ha habido problemas
con el desmontaje ya que el enganche no se sujetaba bien.
El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu
ha justificado que la estatua no se haya retirado antes porque “su
prioridad era retirar antes los monumentos que representaban “una
simbología más clara”, Barcelona “es una ciudad puntera en la aplicación
de la Ley de Memoria Histórica y ya puede dormir un poco más tranquila ya que la retirada del mármol que ofendía el espíritu democrático y antidictatorial del los barceloneses
ha supuesto un gran momento de normalización democrática, no hay nada
que recordar con orgullo de aquella victoria, que fue una gran derrota
para la cultura e instituciones catalanas”.
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