Miguel Carcaño, asesino confeso de Marta, intenta ahorcarse en la cárcel
Los que cada día y haciéndonos eco de las informaciones que aparecen en primera página de todos los periódicos,radios y televisiones, venimos observando que, al no aparecer el cuerpode Marta, vilmente quitado de en medio por unos cuantos jóvenes queahora tienen en vilo y están jugando nada menos que con el sistemajudicial y policía españoles, gracias a las garantías que les da lapropia Constitución que ellos han vulnerado, poco a poco el meollo dela cuestión se va dejando en un segundo plano y los focos de atencióndel crimen se van diversificando y desviando la atención haciapersonajes o elementos secundarios, como pueden ser el intento desuicidio del principal imputado, las estrategias de tercer abogadodefensor o un vecino que lo vio la noche de autos con la famosa sillade ruedas.
En el primer caso, se comenta que la rápida reacción de los presos ydel personal de la prisión de Morón evitó ayer que Miguel Carcaño sequitara la vida. Trató de ahorcarse con un cordón de su chándal, perofue descubierto a tiempo y no sufrió daños graves. Éste no puede estarsolo en ningún momento porque, dada la gravedad de las acusacionescontra él, corre el riesgo tanto de que intenten agredirle como delesionarse él mismo. De hecho, llegó a pedir al juez más proteccióndentro de la cárcel. Por todo ello, el centro penitenciario le aplicódesde su ingreso el protocolo de prevención de suicidios y siempre hayal menos otro preso con él, un recluso de confianza al que llamaninterno-sombra: Cuando en torno a las ocho de la tarde de ayer Migueldijo que iba al servicio y tardó más de la cuenta, otro preso acudió abuscarlo. Lo encontró colgado de un cordón que había extraído de suropa, pero el personal pudo rescatarlo sin que sufriera lesiones degravedad. Ni siquiera hizo falta trasladarlo a un centro hospitalario.
En el segundo ejemplo, una vez que ha entrado en acción la nuevaabogada de Miguel, Paloma Pérez Sendino, ve a su cliente “queriendocolaborar” con ella, y solicitó prudencia ante la difusión de versionesdel crimen que no son “ajustadas” y pide que se deje “trabajar a laJusticia, ver cómo se afrontan las diferentes pruebas y decidir si unapersona es culpable o no”. Afronta el caso “como uno más, una defensaque hay que realizar dentro del derecho que tiene todo imputado”. Sudefendido “es libre de efectuar cuantas declaraciones estimepertinentes en su defensa y está la cuestión del grado departicipación, si hay cómplices, autores y cooperadores necesarios enel delito; hay que ver si existen atenuantes y qué papel juegan en loocurrido; y hay que estudiar cómo se han obtenido las pruebas, lavaloración que se puede hacer de las mismas y si son válidas o noconforme a la doctrina constitucional”.
Tag: sociedadComparte este artículo
Continúa leyendo...