Antiguamente en Salamanca para cruzar el Tormes se utilizaba el puente romano previo pago de un caro pontazgo –para que nos quejemos del peaje de las autopistas-. Los estudiantes cuya condición secular es la de estar tiesos o cuasi insolventes tenían que recurrir a un humilde barquero para que los pasara mediante un pequeño óbolo pero en una ocasión llegó uno muy listo o con la epidermis facial más dura de lo normal que le pidió al barquero que lo pasara gratis en la barca.
El barquero para acceder a sus pretensiones , le pidió al estudiante que a cambio le dijera tres verdades valiosas
que fueron las siguientes: Primera “Pan duro más vale duro que
ninguno”. Segunda: “Zapato malo más vale en el pie que no en la mano”. Y
Tercera: “Dime, barquero, si a todos los pasas como a mí, ¿cómo es que
sigues en este oficio?
Las verdades del barquero, que son la de estudiante
pícaro, son la que se consideran populares, ingenuas, de sentido común o
incluso perogrulladas que pueden hasta llegar a molestar al
interlocutor, pero que no dejan de ser unas verdades que se pueden
contraponer a las verdades oficiales que, aunque se
presenten como auténticas, todos sabemos que yerran continuamente y más
en los tiempos que corren en que, por pura ambición política, se están
tirando a la cara constantemente auténticas indignidades.
Según el razonamiento anterior el presidente de Mercadona
nos ha dicho hoy una serie de verdades del barquero de las que tendrán
que tomar nota todos los agentes sociales –palabreja de nuevo cuño y muy
polivalente –, los ciudadanos de a pie y los políticos que no son tan
decisivos como se les atribuye.
He aquí algunas de las verdades del barquero de Juan Roig, presidente de Mercadona:
- “Si en España hay 20 millones de trabajadores y el
absentismo no justificado llega al 5%, ‘un millón de españoles no ha ido
a trabajar hoy’. Esas ausencias, a lo largo de un año, con un sueldo
medio de 50 euros al día, representan 18.000 millones de euros” (con
15.152 se sanearían los bancos y cajas bajo sospecha)
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