Independientemente de que nos parezca algo quimérico o descabellado, que difícilmente pueda ser llevado a la práctica, se debería tratar el propósito de Garzón con el mayor cuidado y respeto posibles y no con descalificaciones por ser él quien es, con términos y entrecomillados que hacen que las palabras empleadas adquieran otro significado chusco, irónico e incluso sarcástico, porque que una fosa siempre será una fosa, pero si la escribe ABC lleva un carga despectiva que va dirigida a quien la quiere abrir; también Losantos, para referirse al juez dice “el de las fosas”- todo el mundo sabe que no se refiere a que tenga una nariz desproporcionada, sino a su empeño en abrir zanjas para recuperar los restos de los que fueron asesinados por las hordas marxistas o ABC dice hoy en primera plana, con grandes titulares: “Las “fosas de Garzón” colapsarán los laboratorios de la Policía científica”, con la clara intención de echarle encima la opinión pública, tan preocupada por la delincuencia común , de manera que, continúa el editorial-titular, “paralizarán las investigaciones para esclarecer otros delitos durante “dos o tres años”.
Después para completar la información y con el tema candente a que se enfrenta la sociedad española editorializa: “Monopolio para Garzón”, en que abunda sobre la paralización que va a suponer para la Justicia la investigación de las muestras de ADN de 114.000 de desaparecidos que colapsarían los laboratorios 2 ó 3 años. Insta al CSPJ a que se manifieste sobre el uso abusivo de la memoria histórica y responsables políticos que lo apoyan a que rectifiquen.
No pierde el tema de vista y lo retoma en las páginas centrales abundando en el tema y así nos enteramos de que se necesita al cónyuge y a los hijos para un perfecta identificación, de que cuesta obtener un perfil genético normal entre 60 y 70 euros, que en los casos que pretende investigar el juez Garzón ese precio se puede multiplicar por diez.
Y continuando con la memoria histórica y la revisión de algunos hechos, se está extendiendo por Andalucía la costumbre de quitar medallas y predilecciones por Consistorios y Corporaciones a quienes un día juzgaron que fueron merecedores de ellos y que los vientos de la ¦3¦ quieren llevarse ahora por delante, aunque sean unos vientos caprichosos que se remontan a unos setenta años y no a más años: así los últimos a los que se le ha quitado el honor han sido Franco y Queipo de Llano que van a ser desprovistos de la medalla o títulos de hijo predilecto de la ciudad, de la medalla de oro de la ciudad y de la Diputación Provincial de algunas ciudades importantes, lo que tal vez a ellos les de igual aunque seguramente no a sus familiares, y simpatizantes, decidido todo esto en no muy reñidas votaciones al haberse sumado también el PP.
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