Ha sido unpartido amistososolamente. Ya cuando jugamos conMéjicorecibimos el primer aviso al haber obtenido sólo un empate. Ahora conArgentinaha ocurrido ladebâclecon lasuerteque hemos tenido estos últimos años -y unjuegopreciosista, el tiqui-taca- de cara abandonándonos,resbalones de Reina y tercos postes y travesaños incluidos. Derrota muy dolorosa por tratarse de los dos países más emblemáticos delantiguo imperio- México y Argentina- que se han querido reivindicar futbolísticamente ante lavieja metrópolisy más ante el fracaso de ambos en los Mundiales de Sudáfrica.
Con estos dos países, tan queridos por otra parte, no haypartidosamistosos que valgan y nadie quiere perder ni a las canicas y hasta en el intercambio de banderines ya se ve la rivalidad. En el caso de Argentina ha sido unbaño absolutoaliado
con la mala suerte de los postes y de los resbalones y no con las 14
horas de viaje pues casi todos los componentes de la selección argentina
juegan en Europa. La derrota ha escocido y ya han comenzado a buscarse
culpables, el primeroDel Bosque, del que dice AlfredoRelaño:
“Lascosas de Del Bosque,
ya sabemos que es así.[…] Curiosamente, valoró más el partido de
Liechtenstein, oficial pero sencillo, que el de Buenos Aires, amistoso
pero de aúpa. Consecuencia: amarramos los tres puntos en los Alpes pero
ayer dimos el cante”
“El
problema es que con Argentina no es amistoso ni el intercambio de
banderines.[…] Ante Argentina se juega con lo mejor, míster. Admiro a
Vicente del Bosque, pero humildemente creo que se equivocó al elegir
este partido para contentar egos y evitar caritas.”