Ese es el hombre, el que aparece sentado
ante el ordenador y gira su blanca cabeza hacia la cámara con un gesto
que no sabemos si calificar con un si es no es inteligente pero curtido
en mil disquisiciones sobre asuntos eclesiásticos que plasma en el blog
que lleva en Intereconomía, La
cigüeña de la torre, sin duda uno de los más leídos, título
con el que juega hábilmente son su segundo apellido que , como saben,
es como se llama a la cigüeña en latín ciconia>cigoña>cigüeña,
en el que afirma “llamar al pan pan y al vino vino”, y no duda en
decir que aunque cree que los
obispos son
sucesores de los Apóstoles ha habido mucho judas metido a obispo.
Este hombre,
de convicciones religiosas y católico practicante – “todos los días
rezo el rosario y, cuando me acuerdo de que son las doce, el ángelus.
Rezo también antes de acostarme. Y sí, rezo por la Iglesia, y por mi
familia, y por mis amigos…”, ante la cuestión de la pederastia clerical,
auténtico cáncer actual de la Santa Madre Iglesia, ha calificado a los
reos de practicar este pecado de la siguiente manera, tan homófoba, tan
falta de respeto a determinados colectivos que ahora verán más
discutidos si cabe el derecho que le reconocen las leyes de adoptar
niños:
“Estos
no son pedófilos, ni gays, ni homosexuales, estos son sencillamente
unos maricones de
mierda”
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