Creemos que es de justicia recordar a Robert Segura con motivo de su fallecimiento. No sabemos si las nuevas generaciones, las de la era de la cibernética, las de la play station, la que está sumida en las carencias que denuncian algunos informes, del que el PISA es sólo uno de ellos, aquella, que rendida a los encantos de lo audiovisual, se jacta de no leer ni un solo libro al año, seguramente desconocerá quien es ese señor.
Los de las generaciones pasadas si saben que se trata de uno de los grandes de la historia del comic, el que les hizo pasar buenos momentos ofreciéndoles lecturas de diversión y de evasión, el autor de personajes entrañables como “Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte”y “Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón” – representantes del quiero y no puedo y además con un vago “de larga duración” en casa-, como los más significados. Y sobre todo Rigoberto es un personaje al que la marcha de los tiempos, lejos de amortizar, cobra cada vez más relieve, no tenemos más que mirar alrededor y ver tantos rigobertos y rigobertas instalados en pisos single o citándose como descosidos por Internet. Él mismo autor, que nos ha dejado a la edad de 81 años, era casi un prototipo pues su única familia eran sus personajes, nunca se casó, no tenía ni hijos ni hermanos.
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