A propósito del caso Marta del Castillo Francisco Robles escribe en ABC que la historia se repite, que a lo largo de nuestra reciente y pasada historia se han dado casos como el de Marta que eran publicados y devorados con gran avidez en el diario de sucesos El Caso, e incluso la gente decía que su éxito era aprovechado por la Dictadura franquista- junto con el fútbol y los toros- para distraer a la gente de otros problemas mayores.En su artículo compara el caso de Marta con otros:
“El caso Marta del Castillo fue leído una y mil veces en El Caso, aquel periódico que le servía al franquismo para entretener al personal con esos crímenes que aún recuerda. ¿No le pasa eso mismo a esta Sevilla que está pendiente de un juicio? ¿No es la expectación por el crimen aún no esclarecido de Marta del Castillo similar al de las estanqueras que fueron asesinadas enfrente del paseo de Catalina de Ribera, alias los Jardines de Murillo? No hay más que cambiar mentalmente los nombres para pasar de Marta a Matilde, de Carcaño al Tarta, de las radios de cretona que hablaban del asesinato en aquellas casas de vecinos a las televisiones de plasma donde Samuel exhibe palmito”
Aunque la mayoría de las veces aparecía el cuerpo del delito no ha sucedido lo mismo con Marta porque los autores del crimen se han negado hasta ahora a decir su paradero. En el último de estos asesinatos, el de la niña de Arriate, de 13 años, sí fue hallado su cuerpo a las pocas horas y pronto serán descubiertos su o sus asesinos debido a los rastros que dejaron en el lugar del crimen. (Al colgar el post aparece en la prensa la esperada noticia:Detienen en Arriate a un menor de 17 años por el crimen de María Esther )
El enjuiciamiento del caso de Marta ya va por el séptimo día y los amigos de ambos dicen que El Cuco, juzgado por la violación y asesinato de Marta, estaba “enamorado, obsesionado o encaprichado” con ella y la madre de la mejor amiga de Marta, que la buscó aquella noche ha asegurado que “ a las cinco de la madrugada, el piso de León XIII olía “demasiado a limpio”, tenía “un fuerte olor a lejía” y estaba “demasiado ordenado”. “Me temí lo peor porque el hermano del presunto asesino, Francisco Javier Delgado, primero le negó por teléfono conocer a Marta y, después, cuando ella llegó al piso le dijo que aquella noche no la había visto.
