De la irrupción de cuatreros en la zona ganadera de la provincia de Málaga
Alguien que firma como Juan M, ha hecho un comentario en el blog y,como menciona a Campillos (Málaga) varias veces, imagino que leinteresará a alguien de tan conocida villa en tiempos por haber sidosede de un colegiofamoso, en el que estudiaron, por llamarlo de alguna manera, personajestan variopintos y opuestos como el Juez de Menores Emilio Calatayud oel cantante-presentador-bodeguero Bertin Osborne, entre otros. Ya el colegio que atesoraba unas virtudes que hoy ya no se practican, por esoquizá los centros de internamiento de menores “con problemas” esténabarrotados, cerró, o funciona con arreglo a la LOGSE y sucesivasmodificaciones que han hecho que nuestro sistema educativo esté hecho unos zorros, con perdón.
Y nos viene ahora a la mente el discurso de ayer del flamantepresidente andaluz don José Griñán en su toma de posesión del cargo enque dice que va a ser prioritaria su atención a la educación,algo en lo que Chaves ha hecho una gestión manifiestamente mejorable.Ahora la situación que hereda Griñán es preocupante: como la “pasta”escasea la Junta de Andalucía ha dejado de cubrir las bajas de profesores que se producen en colegiose institutos, con lo que al “repartirse” los alumnos o quedarsencillamente sin clases en unas fechas tan importantes el últimopuesto que ocupa Andalucía en el ranking educativo español estarágarantizado por algún tiempo más.
Pero no nos desviemos: lo que hoy nos ocupa es la irrupción de cuatreros en el campo andaluz:
Al parecer estamos ante robos industriales, de grandes cantidades de animalesy no ante choriceos artesanales, de un par de animales para ayudarse acombatir la crisis: no se le pueden poner puertas al hambre.
Y desde luego se observa que la “Beremerita”, como dice Chiquito de laCalzada de la Trinidad, no utiliza los métodos expeditivos de los “añosdel hambre” en que por ir a la rebusca o traerse un saquito de bellotasel autor de tales excesos era, en ocasiones, apaleado con salvajefuria. Desde luego eran tiempos en que si alguien hacía algo y “lollamaban al cuartel”, o simplemente si alguien tenía la desgracia de“levantarle la voz” a un “número” con fama de pegada fácil, este hechono se le olvidaría en la vida.
Ni el miedo de antes ni la impunidad de hoy.
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