El profano no acaba de asimilar aquello del acoso de los mercados a España o el asalto constante de los especuladores, después de haberse cargado a Grecia y en vías de hacer lo mismo con Irlanda, ni que Rajoy esté, al igual que antes Aznar, instalado en el “váyase sr. Zapatero” o que “gobierne ante la grave situación económica en la que se encuentra inmersa España. O que Almunia, uno de la casa, se reafirme con “dudas en torno a España sin duda las hay. Lo estamos viendo en cómo reaccionan los mercados ante la deuda pública española o la deuda privada de empresas o entidades españolas”
Zapatero, por otra parte, afirma que descarta un plan de rescate para la economía española. Pero la gente, como se ha equivocado tantas veces en todo tipo de previsiones, desde ETA –atentado de la T4- hasta la crisis,
no las tiene todas consigo. Por otra parte leemos que “España es
demasiado grande para caer y no sólo por las turbulencias que
provocaría. El Fondo de Estabilidad europeo no sería
suficiente. ¿Qué hacer si llega el caso? El Plan B sería ampliar el
Fondo, pero Alemania ha dicho que no. La única solución: préstamos bilaterales y quitas soberanas.”
En fin, unos negros nubarrones se ciernen sobre el pueblo español que menos mal que cada vez lee menos periódicos o libros, ve menos telediarios que le pondría el corazón en un puño y es por lo que prefiere los deportes o los programas basura que tanto distraen la atención y de paso hacen un gran favor al gobierno.
Esperemos que no nos ocurra lo que a Grecia y ahora a Irlanda que
tiene 4.239.848 habitantes, o sea muchos menos que los 46.951.532 de
España. Si lo que va a hacer Irlanda para intentar recuperar la
confianza de los mercados supone un recorte público de 15.000 millones
de euros y el despido de 24.750 funcionarios haciendo un traslado a
España de esas medidas basándonos solo en criterios de población nos
supondría:
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