Para que luego digan que el español medio es un consumidor compulsivo de deportes: es que no le queda otra ante las aburridas y sectarias tertulias televisivas en las que enanos mentales se buscan su sustento a base de naderías o de insidias (dícese que Hermann Terchst le detrae a TeleMadrid unos 12.000 euros del ala mensuales) o esos programas de Telecinco en que toda bajeza y pornografía, física y mental, tiene cabida.
El último espectáculo excretado fue el viernes en SálvameDeluxe en que Telecinco congrega a los hermanos Matamoros (Coto y Kiko) para que diriman en directo una lucha fraticida, descrita por Ferran Monegal, el buen crítico televisivo de El Peródico de Cataluña, en El regreso de los cainitas:
“ (T-5) contrataron a los hermanos Matamoros (Coto y Kiko) Ahora, seis años después, la refriega no solo se ha envilecido más sino que la ordinariez, la tosquedad y la chabacanería han sido las grandes protagonistas del show. Por ejemplo:«Ladrón, drogadicto, enfermo, mangante, tarado, hijo de puta, ¿por qué no te suicidas un ratito?, repugnante, me das asco, límpiate la nariz que la llevas toda blanca, será de lo que te ha caído a ti en el camerino…», y así una hora y cincuenta minutos los cainitas mellizos, dale que te pego, sacándose las tripas.
Al margen del cutre zafarrancho existencial, cabe meditar sobre este túnel del tiempo que la productora La fábrica de la tele, y la plataforma Tele 5, han vuelto a reeditar. Es tanta la mugre que durante los últimos 10 o 15 años se les ha ido acumulando en los archivos que podrían pasarse los próximos 10 regurgitando tranquilamente las náuseas que impulsaron la década anterior.. O sea, que a la espera del regreso de Belén Esteban podrían aguantar eructando, tranquilamente, y sin parar, hasta el año 2025”