El ventilador o la tinta del calamar, la metáfora que prefieran. Es lo que, ya han comenzado a poner en marcha o verter el partido, los políticos afectados y la prensa descaradamente progubernamental, como si el ciudadano de a pie estuviese ciego o sordo. Nadie duda de la corrupción en los otros partidos pero ahora “toca” al que está en el poder, en el que a muchos han cogido con el carrito de los helados – no lo dice solo El Mundo: el exdiputado Jorge Trías Sagnier asegura que el partido entregaba sobres de hasta 10.000 euros al mes a algunos dirigentes-y sobre todo a su tesorero durante largos años con 22 millones de euros en Suiza.
Nadie pone en duda que se haya robado en los demás partidos, si acaso habría que añadir que unos son más estéticos en sus métodos que otros: no se puede comparar al engominado Bárcenas con el cutre Roldán del que Interviú nos mostró algunas horripilantes escenas en las que el relojero aparecía en paños menores… Siempre habrá clases, y no nos vamos a extender en unas comparaciones que serían interminables: los cafés del vendedor de biblias, Juan Guerra y sus trapicheos sevillanos en el “despacho”, con Francisco Correa: “Llámame Vito, Don Vito”, el cerebro de Gürtel, invitado de lujo de una de las bodas más glamourosas del siglo por el escenario imperial y por el brillo de los asistentes, que tuvo a sus corruptos pies a la plana mayor de más de una comunidad autónoma…
El Mundo hoy, quizá para compensar saca justo debajo de la noticia de que decenas de cargos y empleados del PP firmaban recibos de sobres con billetes, una foto en la que se afirma que la fundación del PSOE repartió 600.000 euros entre allegados y familiares de sus líderes. Es decir, que ambos partidos están dedetritus hasta las cejas. Pero lo que clama al cielo es la que saca ABC en su portada en la que se incluye la imagen de presidente dela Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, entre un grupo de políticos y personajes públicos imputados, condenados o acusados en casos de corrupción, cuando este no está incluido en ninguno de las tres formas de tener cuentas con la justicia. Cualquiera al que le hayan hecho esta faena puede pensar que ha sido victima de la infamia de un medio que cada vez apuesta menos por la imparcialidad, lo que se traduce en su cuenta de resultados.
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