Desde luego el splash de Falete fue el más esperado y, por unas razones de mucho peso y volumen, el que agitó más las tranquilas aguas de la televisiva piscina. Y el que más llamó la atención no solo por su inenarrable y folkórico bañador que contribuyó en gran medida a que el estreno del programa de saltos de trampolín de Antena 3 lograse un 26,4 % de cuota de pantalla y 4.476.000 de espectadores.
El momento más esperado de Splash y que dejaron para el final, sabedores del tirón mediático del artista, fue el salto de Falete que hizo desde cinco metros a pesar de que estaba previsto que se lanzase desde el trampolín desde tres metros de altura.
Cuando salió del agua, Falete aprovechó para bromear sobre que su bañador ya había sido trending topic en Twitter antes de su salto. El jurado de Splash no tuvo clemencia con Falete y le dio una de las puntuaciones más bajas a pesar de las circunstancias que concurrían en él, como una minusvalía confesada por él mismo en el brazo derecho, una parálisis que le impide moverlo con normalidad. Tampoco lo ha visto nada bien el descodificador: “Las imágenes de Falete embutido en un traje de baño negro, con volantes de lunares, resultan de una sordidez tan, tan, tan acojonante, que solo se justificarían dentro de una campaña de promoción de la morcilla de Burgos. Por aquello de la Marca España”
