En el momento en que se cuelga el presente post leo: Jordi González entrevista hoy a los padres de la niña asesinada en Arriate en La Noria
Los padres de Esther, la niña asesinada en Arriate y cuyo presunto autor ha sido detenido, están mostrando una magnanimidad infrecuente en estos casos hacia la familia del responsable.
El sentimiento contrario, el del rencor, hacia los padres que trajeron al mundo al infanticida,
suele ser lo más usual, como podemos comprobar a diario en los
familiares de las víctimas, tan frecuentes por desgracia, y que quizá
pueda estar motivado porque tienen el dolor añadido, en algunos casos, de no saber donde se encuentra el cuerpo de los hijos que les han arrebatado y que sus asesinos se niegan a revelar.
Lo primero que van a hacer los padres de María Esther Jiménez Villegas, brutalmente asesinada el pasado 19 de enero y de sólo 13 años, es poner tierra por medio entre ellos y Arriate, escenario del crimen: “Nos vamos porque aquí se nos ha roto la vida entera y ya no nos queda nada. Estoy sin trabajo y me lo han ofrecido en Paterna de la Rivera” de donde es natural la madre de María Esther y donde, además la han enterrado.
Ante el gran revuelo posterior a la detención del presunto asesino que se ha originado en Arriate y que se ha traducido en la presencia en el pueblo de un elevado número de guardias civiles
para evitar posibles represalias hacia la familia del detenido –algo
incluso previsto en estos casos- los padres de María Esther han pedido respeto y que no se culpe a la familia del arrestado,
vecino del pueblo y de sólo diecisiete años: «la familia del arrestado
no tiene culpa de lo que ha hecho el chico», que formaba parte del
círculo de amigos de la pequeña. Es más, tras saber que el abuelo del presunto asesino sufrió un infarto
al conocer la noticia, expresó su respeto hacia sus allegados: «La
familia del arrestado puede estar tranquila, porque no la van a
molestar».
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